CRÓNICA
INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN
Al término de la Revolución en México, se tenía el
propósito de pasar de una economía agro-minera-exportadora a una de libre
competencia, donde la industria y comercio tuvieran mayor margen de desarrollo
y competitividad. La integración nacional, la organización de una economía en
fundamentos modernistas, el desarrollo de un mercado interno y el
establecimiento de una verdadera práctica de la libertad y la democracia, no
tienen sentido sin la instauración de un sistema educativo nacional y popular.
Lo anterior explica la decisión del gobierno de Obregón de formular un proyecto
de educación pública, nacional y popular, bajo la dirección del Estado.
Las premisas del artículo 3º llevó al nuevo Estado a organizar y
estructurar un proyecto de educación que requería de la creación de una nueva
institución: la Secretaría de Educación Pública en 1921; siendo José
Vasconcelos, su primer secretario, quien organizó campañas de alfabetización y
creando la Escuela Rural con las Casas del pueblo, Misiones Culturales y
Escuelas Normales Rurales; que tenían como objetivo liberar mental, económica y
socialmente a la población oprimida durante el porfiriato y a su vez logrando
credibilidad y legitimidad del Estado ante la sociedad.
Plutarco Elías Calles se pronunció por una educación que
sirviera como instrumento de progreso y desarrollo económico, para que el
gobierno de Calles lograra sus objetivos de reorganización y modernización de
la economía nacional, la educación era el medio para dicho fin.
El principio consistía en “enseñar aprendiendo”, para lo
cual se dotó a las escuelas de créditos y recursos propios, acordes a las
necesidades regionales, dirigidas por los Directores de las escuelas, se
buscaba vincular a la educación con el desarrollo económico.
A partir de 1940 y hasta 1970, la característica del
proceso de modernización sería otra con la aparición de Manuel Ávila Camacho,
quien tenía la idea básica de que el progreso de México descansaba en su
industrialización, así nació el “modelo desarrollista”, esta modernización
exigía de la creación de un nuevo proyecto de educación nacional basado en el
orden y la concordia, formando a un mexicano altamente capacitado, disciplinado
y obediente, capaz de adaptarse a la automatización de los procesos
productivos, una escuela con una educación concebida como un mecanismo de
movilidad y ascenso social, sobre todo de la clase pujante de la clase media,
que era la más beneficiada por este modelo. A esta escuela se le conocería como
la Escuela de la Unidad Nacional.
A la llegada de Octavio Véjar como Secretario de
Educación Pública, se da un nuevo giro a la educación, elabora una Ley Orgánica
de Educación para reglamentar el artículo 3º constitucional. Los objetivos eran
borrar las desigualdades con la homogeneidad espiritual, mediante el amor, para
formar una nación fuerte y de unidad nacional. La escuela rural fue sustituida
por lo urbano, citadino y una idea de progreso y conocimiento, predominantes,
que provocaron la reacción en la población rural y sus profesores.
Ante los hechos Véjar es sustituido por Jaime Torres
Bodet, quien fue discípulo y secretario particular de José Vasconcelos, da
marcha a una nueva campaña de alfabetización, estableció el Comité
Administrativo del Programa Federal de Construcción de Escuelas, sustituye el
plan de estudios de las escuelas normales rurales, reorganiza planes y
programas de estudio de educación primaria.
Con el ascenso de Miguel Alemán Valdés da comienzo el
Estado Civilista, intentando poner un proyecto para apoyar la política de industrialización,
en la que se centró el gobierno de Alemán Valdés, la idea era facilitar el
acceso al mayor número de jóvenes a la enseñanza media y superior de carácter
técnico, se tradujo en una escuela del trabajo y para el trabajo, desembocando
en una escuela que produzca manos más prontas, dedos más hábiles y sentidos
mejor ejercitados, pasando de una educación integral, para capacitar y crear bienes económicos de
manera pronta.
Con Ruiz Cortines se estableció la escuela de la
Mexicanidad, su proyecto tenía por objetivo desarrollar sentimientos hacia el
mexicano, lo mexicano y la formación moral y cívica para consolidar la familia
mexicana, desarrollando la unidad nacional.
El tránsito repentino de una economía agrícola a una
industrial sin la debida preparación de la sociedad, trajo como resultado,
reordenación de la sociedad y mayor desigualdad, la enseñanza memorista y
verbalista, ya no respondía a los retos del desarrollo. Solamente la mitad de
los niños que debían asistir a la escuela lo hacía y alcanzaban apenas una
escolaridad al segundo grado. Realizando un análisis de los resultados y sus
causas, se llegó a la conclusión de que la educación no se planeaba, naciendo
así el Consejo Técnico de la Educación.
Adolfo López Mateo se dio a la tarea de configurar un
proyecto a largo plazo al que se le llamó “El de once años”; se reorganizan
nuevamente los planes y programas, se editan los libros de texto gratuitos por
medio de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.
En 1965 se refuerza el plan con el principio “aprender
haciendo y enseñar produciendo”, que lleva al país a ser más industrial que
agrícola, lo que llevó a un nuevo reordenamiento educativo nacional.
Luis Echeverría expuso un modelo educativo que atendiera
no solo la cantidad, también la calidad, premisas que construyen un nuevo país
y una nueva sociedad. A lo largo de doce años se extiende en tres líneas y una
de ellas fue lo educativo, con el precepto de reforma educativa y educación
para todos. La reforma educativa debía atender lo jurídico, lo organizativo, lo
integral, lo académico, lo humano y lo social.
La reforma educativa contemplaba la actualización de los
profesores, quienes se vieron en un verdadero conflicto ante la situación de
aplicar y enseñar con una metodología y
técnicas de las que nada sabían, exigiendo una mejor calidad en la
enseñanza, avanzando hacia una verdadera profesionalización del ejercicio docente.
Entendiendo a la escuela como la institución del Sistema
Educativo como el agente de cambio, espacio del quehacer científico y
tecnológico, un pivote del desarrollo económico y social, generador de
conciencia nacional e histórica y baluarte de las ideas de independencia y
soberanía del país.
REFERENCIAS
Morales
Hernández, Álvaro. (2014). Estado, Modernización y Educación. (Documento
editado para la Licenciatura en Educación e Innovación Educativa, inédito). UPN
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